Los Dagger en combate

El primer día de combates entre Argentina y Gran Bretaña significó el bautismo de fuego para los IAI M5 Dagger de la VI Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina.
Aquí algunos de los pilotos recuerdan lo sucedido.
Con el desembarco argentino en las Islas Malvinas ocurrido el 2 de abril de 1982, la Fuerza Aérea ordenó el despliegue de sus principales unidades de combate y entre ellas se encontraba la VI Brigada Aérea, comandada en ese entonces por el Comodoro Tomás Rodríguez.
El Escuadrón II al mando del Mayor Juan Sapolski fue enviado el 25 de abril al aeropuerto de San Julián, en la provincia de Santa Cruz, donde se formó la BAM San Julián.
El Escuadrón III, comandado por el Mayor Carlos N. Martínez fue ese mismo día a Río Grande, en Tierra del Fuego, donde operaban los Super Etendard del Comando de Aviación Naval.
El mismo día de su llegada los aviones participaron de una misión de ataque simulada junto a dos Super Etendard que se encontraban armados con un misil Exocet cada uno.

El 29 de abril el Escuadrón Aeromóvil II había sido llevado a Tandil ante la posibilidad de un ataque a las bases en el continente, aunque regresaron rápidamente en las primeras horas del 1º de mayo a pesar de la mala meteorología, dado que había estallado la guerra, alistándose inmediatamente para combatir.

El 30 de abril se planificó la primera salida operativa, que sería la cobertura a un SP-2H Neptune del COAN en vuelo de exploración cerca de las islas, pero el ataque inglés sobre Puerto Argentino cambió los planes. A las 7:30 llegó la Orden Fragmentaria 1091 ordenando la salida de dos Dagger.

Relata el Brigadier Carlos “Talo” Moreno: “Debimos despegar a las 7:45 para una misión de cobertura aérea sobre Malvinas; la configuración era de tres tanques de combustible y dos misiles aire- aire Shafrir, más cañones.
A las 7:45 estábamos en cabecera con el Teniente Héctor Ricardo Volponi, largamos frenos para nuestra primera misión de combate, la meteorología era bastante mala, estaba lloviendo y los techos bajos. Nuestro indicativo era ‘Toro’.
Aproximadamente a las 8:25 estuvimos en contacto con el radar de Malvinas, encontrándonos a unas 50 millas de Puerto Argentino. El operador de radar nos informó que estaban atacando en ese momento al aeropuerto y que caía envuelto en llamas un Harrier en la zona del puerto.
Nos pusimos muy contentos con Ricardo y gritamos un ‘¡Viva la Patria!’.
Al mismo tiempo que nos informaban que tenían dos pichones para nosotros. Le pregunté cuál era la posición y nos contestó que estaban a 120 millas náuticas de nosotros. -020º firme- contesté y ordené pleno gas seco al Teniente; el venía formando a mi izquierda, unos 500 metros laterales y 10º atrás.

-Rumbo 030º- ordenó el radar -¡los enemigos se encuentran a 30 millas en recíproco!- Le pregunté que era recíproco, pues o no lo había escuchado nunca o en ese momento no me acordaba lo que era. -De frente pibe, están de frente!- dijo. Ahora sí entendí, le pedí al radar que me ponga de costado, porque sabía que ellos podían disparar de frente el misil AIM-9L Sidewinder y nosotros no.
-Ahora los tienen a 9 millas, de frente y a una milla al costado derecho!- Ordené eyectar los tanques externos y nos quedamos con el central para aprovechar el combustible que nos quedaba en ese tanque. Le pedí al operador que durante el combate nos vaya preguntando el combustible porque no creía que nos acordáramos en esos momentos, para poder volver al continente.
Cuando dijo que estábamos cruzándonos eyectamos el último tanque, pusimos post combustión y cerramos fuerte hacia el lado de cruce.
Los tanques pasaron muy cerca de los Harrier, que creyeron que eran misiles. Nosotros teníamos 22.000 pies y ellos 18.000, según nos decía el radar. Comenzamos a evolucionar en círculos para tratar de verlos y le pedía al radar que nos dijera donde estaban.
Nos contestó – ¡en un círculo, los cuatro juntos y no podría diferenciarlos!
Buscábamos con desesperación a los Sea Harrier pero no los podíamos ver; en ese momento Ricardo me preguntó si yo había tirado un misil, le contesté que no y me dijo que vio pasar un misil blanco entre su avión y el mío.

Mientras tanto el radar nos preguntaba a cada ratito por nuestro combustible y en un momento nos dijo que estábamos nosotros atrás de ellos, pero al segundo siguiente ya estaban de frente, evolucionaban muy rápido.
No sé cuánto tiempo había pasado, pero no creo que más de dos minutos, aunque me pareció una eternidad, cuando tuvimos 2450 litros (mínimo para volver), ordené que con post combustión ascendiera con rumbo a casa en viraje fuerte.

El operador nos dijo que también ellos se alejaban en ese momento. Ascendimos a 37.000 pies Volponi y a 36.000 yo, pues no estaba a la vista. El radar nos daba nuestra posición con respecto a Puerto Argentino, del que estábamos a 5 millas de distancia. Comenzamos a hacer cálculos pues estábamos lejos de la base y con mínimo combustible, pero había poco viento en contra y casi al límite, íbamos a llegar. Aterrizamos sin novedad”.

Inmediatamente continuaron las salidas de Dagger en misiones de cobertura y a las 12:00 salió el primer avión de San Julián, el C-421 al mando del Capitán Raúl Díaz, mientras que su numeral debió quedarse en tierra porque tuvo problemas en el motor. Díaz relata que “Próximo a las islas tomé contacto con el Centro de Información y Control (CIC) de Puerto Argentino, quien me dirigió hacia un incursor a sesenta millas náuticas al Este de las islas.
Armé el panel de misiles y cañones, giré al rumbo de interceptación ordenado (090º) y seguí automáticamente las indicaciones del CIC. Me informó que el incursor se encontraba a unos 6000 pies más abajo, el controlador de radar seguía indicando el rumbo de interceptación y la distancia, nos acercábamos de frente.
Cuando nos separaba a una distancia de doce millas el incursor descendió bruscamente, lo suficiente como para que nuestro radar lo perdiera totalmente. Esto me animó a pensar que nuestro oponente no quería presentar combate aéreo. El operador me hizo seguir rumbo oeste para regresar sobre las islas, de las cuales me estaba alejando unas millas al Este. Había una capa de nubes que dificultaba la visualización de navíos enemigos. En un momento determinado el controlador reportó que estaba sobrevolando un eco que podía ser una fragata, sugiriéndome que extremara la vigilancia ante la posibilidad de ser atacado con misiles, pero esto no ocurrió. Cuando me encontraba nuevamente sobre las islas a las que pude distinguir a través de un orificio en las nubes el operador me informó de un ataque aéreo que estaban realizando los Harrier sobre Puerto Argentino.
Le pregunté si me dirigía hacia allí. Respondió negativamente porque los incursores se encontraban dentro del sector de nuestra defensa antiaérea. Seguidamente me alertó sobre la presencia de un eco que se dirigía hacia mí, desde el sudeste, a gran velocidad, tomando altura. El mismo fue detectado cuando se encontraba a dieciocho millas, giré hacia el sur para adoptar un rumbo de colisión y mantuve una altitud de 26.000 pies, acelerando hasta alcanzar los 450 nudos; me dediqué a mirar los instrumentos antes del cruce y con aprehensión descubrí que no quedaban más de cinco minutos de combustible para llegar, el mínimo requerido para el regreso.
Cuando me separaban del incursor o los incursores unas ocho millas y me encontraba 3.000 pies más arriba, éste decidió abandonar la entrada en combate.
Descendió violentamente hasta que nuestro radar perdió su eco. Me esforcé en tratar de visualizarlo sin perder mi ventajosa altura, pero no lo logré. En eso escucho la voz del controlador que me preguntaba cuánto tiempo más podía permanecer sobre las islas, contestándole que había llegado el momento de regresar por falta de combustible”.

La primera misión de ataque
La siguiente salida fue la primera de ataque para la unidad, formada por tres Dagger con indicativo “Torno”, que debían atacar a un destructor tipo 42 y las fragatas tipo 21 HMS Alacrity y HMS Arrow que bombardeaban Puerto Argentino. La escuadrilla estaba liderada por el Capitán Norberto Dimeglio con los numerales Teniente Aguirre Faguet y el 1º Teniente César Román. El último de ellos recuerda que “El objetivo estaba al norte de Puerto Argentino, a unas 15 millas de la costa.
Bordeamos por el norte la Gran Malvina y luego la Soledad. Cerca del objetivo divisé un helicóptero a nuestra izquierda. Faltaban solo cuatro minutos, le avisé al guía, que dijo -¡seguimos hacia el objetivo!.
De pronto vimos algo en el horizonte e iniciamos el ataque, era una roca. Cambiamos de rumbo, siempre bordeando la costa. Llegamos a la zona del blanco, pero no había nada. Seguimos hacia puerto Argentino. Comenzamos a ver que tiraban hacia la costa y que al frente nuestro había explosiones que se asemejaban a fuegos artificiales. Súbitamente las vimos, eran tres fragatas, que estaban muy cerca de Puerto Argentino, cañoneando sin cesar.
Escuché por mi radio que el jefe de escuadrilla decía – ¡El uno a la del centro, el dos a la de la izquierda y el tres a la de la derecha!-.
Volábamos lo más rasante que podíamos, sobre un mar calmo y gris, con nubes bajas que no pasaban de los 300 metros de altura. Eran alrededor de las 15:00 horas.
Aceleramos a pleno preparándonos para el ataque.
Vi al frente piques en el agua y pensé que ya me estaban tirando, pero eran los cañones del guía que escupían llamaradas. La sorpresa que logramos fue total, pues era el primer ataque a la flota británica.
Yo no tiré con mis cañones porque no me pude convencer de que eran buques de ellos y creía que podían ser de nuestra Armada.
Salió la bomba del uno. El dos contó luego que levantó para entrar en ángulo con sus cañones y le tiraron con todo.
Desde la isla el Mayor Catalá vio cuando la fragata le lanzó dos misiles que le pasaron por abajo. Tiró todos los proyectiles de sus cañones más las bombas. ¡El uno saliendo! -¡Torno dos saliendo! -¡Torno tres saliendo! -¡¡¡ bien!!!.
Vi una explosión muy grande sobre el agua.
Perforamos la capa de nubes y nos perdimos de vista buscando altura. Íbamos en forma individual sin tenernos a la vista. Con pesar escuchamos al operador de radar que nos decía – Los Torno tienen bandidos a su cola!-.

El Joker no se hizo esperar -¡Los torno se sumergen en el agua!
Yo no escuché y les informé que había visto a dos Sea Harrier irse hacia abajo; en realidad eran mis compañeros, pero yo lo ignoraba.
Yo seguía tranquilamente mi plácido vuelo de regreso a 7500 metros de altura. Los Harrier continuaban su persecución y yo, tranquilo, con mi tanque central. Mientras tanto el radar le ordenó a dos de los nuestros (la escuadrilla “Fortín” formada por los Dagger del Capitán Guillermo Donadille, y el 1º Teniente Jorge Senn) que atacaran a los perseguidores, que escaparon”.

Los Dagger averiaron severamente al destructor, que se alejó despidiendo humo. A la noche se vio una fuerte explosión en la dirección en la que se había retirado el barco. Ninguno de los aviones fue averiado a pesar del intenso fuego antiaéreo.
La última salida de importancia en el día fue la que cumplió el Teniente José Ardiles, de la escuadrilla Rubio con el C-433.
Su jefe retornó a la base por problemas y él continuó solo, atacando una fragata que se aproximaba a la localidad de Darwin. Luego fue vectoreado hacia la patrulla de Sea Harrier del FltLt Bernie Penfold y el LtCdr Martin Hale. Ardiles disparó un Shafrir contra Hale, que lo evitó por muy poco lanzando bengalas y haciendo maniobras evasivas.
Mientras Penfold había logrado colocarse en la cola del piloto argentino y a las 16:41 lo derribó con un Sidewinder. Ardiles murió instantáneamente, convirtiéndose en la primera pérdida del Grupo 6 de Caza.
Así terminaba el primer día de operaciones, con la pérdida de un avión, su piloto y daños a tres buques.

Juan Carlos Cicalesi – Santiago Rivas.

Luis Satini

Las fotos, material de archivo y textos exhibidos en www.3040100.com.ar son propios o han sido autorizados por los autores con mención de los mismos. Por eso advertimos que todo el material a utilizar de www.3040100.com.ar tiene propiedad intelectual, propia o de terceros, solicitando previamente su uso y mencionado los créditos, recordando las disposiciones de la Ley 11723, sus complementarias y modificatorias.
http://www.argra.org.ar/web/asociacion/ley-de-autor.html

Volver atrás

|