Volponi, 30 años después


Maria Inés Rico y su hijo Ricardo Volponi observan en Mendoza -ciudad donde residen- el amplio informe publicado por La Voz del Pueblo en mayo de 2011. Junto a ellos se encuentra José Pascual, suboficial mayor de la VI Brigada Aérea de Tandil.

Relato basado en como sería hoy el “Lince” Volponi, llegando a su pueblo, Tres Arroyos…

30 años han pasado de la guerra, parece que una errónea noticia te puso en un listado de 55 héroes de la patria, 55 argentinos que respetaron el juramento de defender la bandera hasta perder la vida.

Hoy miércoles te vi llegar, a escondidas para que nadie viera tus heridas internas, para que no vean tu bronca por el fracaso de una batalla. Le pediste al conductor del ómnibus que te bajara en la esquina de San Martín y la ruta. Esa ruta 3 que un día te vio partir envuelto de alegría, orgullo y algo de tristeza por dejar a tu familia y amigos…

Tu campera de vuelo tiene todavía olor a pólvora, entremezclado con perfume de laureles y escudos que identifican a un excelente cazador. Pones tus manos en los bolsillos, hace frío, es un día gris en el cielo y en la ciudad. Es 23 de mayo en Tres Arroyos conmemoran algo, no sabes bien de que se trata, hablan de un Héroe de Malvinas, de un aguerrido piloto, pero de un ser humano jovial, de mucho humor y de una solidaridad enorme.

Haces 3 cuadras y te encontrás con una nueva terminal de ómnibus, te llama la atención, observas como se llama y no lo ves, pedís ayuda al canillita de la esquina y te dice asombrado por lo que ve… se llama Islas Malvinas, es en homenajes a los nuestros hermanos que fueron a las islas y por nuestras islas.
Te dice todo esto mientras te mira de arriba abajo, y solo te ve más canoso a una foto que salió el años pasado en el diario que tanto vendió a los gritos pelados, ese domingo había un homenaje a ese soldado del aire.

Te gusta la idea, te cayó bien que la gente se acuerde de Malvinas, zigzagueas una fuente que jamás habías visto y tus ojos se elevan al cielo, una enorme cruz recuerda a quien siempre te encomendaste, solo él sabe de tu esfuerzo y de tu promesa.
Desde su base parece más alta aún, una moderna esquina cobija el diario de tu pueblo, pensás por tus adentros las cosas han mejorado y cuanto ha cambiado todo.
Un viento del sur se hace sentir en tu rostro que cobija mas arrugas y vuela tu blanco cabello, que aunque quede poco, te sienta bien.
Seguís buscando el centro y observas que la avenida esta separada por ligustrina, las 10 cuadras de rigor caminadas te depositan detrás de la municipalidad, miras a la derecha nada cambió en la comisaría, aunque te llegaron noticias de una nena muerta en el 89 y de una poblada de tu gente pidiendo justicia.

Miras a tu izquierda y ahí esta tu querido colegio, cuantas aventuras y cuanta educación entre esas paredes, caminas por una blanca vereda, una abuela te saluda con el clásico buen día, ellos no perdieron las buenas costumbres y siguen con la educación tresarroyense, buen día le contentas vos con tanta amabilidad que la abuela no sabe si sorprenderse mas por tu devolución del saludo o por tu rostro y la campera con parches de aviones.
Y sin darte cuenta llegas a la plaza, te detenés y miras asombrado, hay cosas de más y cosas de menos.
Te faltan las calles internas y la vieja fuente azul, pero ves caminos de piedras, una hermosa fuente con danzas de aguas y lo mas llamativo inflándote el pecho es el mástil.
La bandera celeste y blanca de tu querida patria, flamea con el viento sur que se intensifica, el sol parece iluminar la gris mañana y descansas sobre tu herido corazón, pensando, mi pueblo tiene conciencia de patria, no todo esta perdido, el esfuerzo no ha sido en vano, tus cansadas piernas tiemblan pero no podes dejar de observar la bandera, pensás en los halcones, en las avutardas, te vienen a la mente misiones y peligros, una y otra vez, munición contra tu carlinga y misiles por los laterales, podes ver como una fotografía fragatas y soldados, podes observar fuego y humo, te envolvés en esa imagen de frío y dolor, te parece escuchar a la distancia a tu jefe diciéndote algo, algo que te va a impactar, pero lo escuchas lejos, como si ya no estuvieras arriba de tu Dagger, te esmeras para escuchar y no hay respuesta, hasta que una palmada te dice, caballero yo soy el sacerdote de la parroquia del Carmen, mientras te señala hacia enfrente.

Ahí la ves, cambiada, pero es tu parroquia, el sacerdote te invita a pasar, y te pregunta si sabes de Dios, con un amable gesto y con firme vos le decís… volé siempre con el y a el me encomendé en cada misión espero poder conocerlo personalmente alguna vez… agradeces la invitación para otro momento y seguís tu camino…

La clásica aseguradora de los pinitos en la esquina no esta más, caminas Moreno, notas cambios sustanciales, una radio, el correo, el banco; se han perdido y se han ganado lugares, cambios de firmas, locales cerrados, la biblioteca, las vías.
El ferrocarril no tiene movimiento pero su estación se encuentra bastante bien, por lo menos a la distancia. Y como si se terminara el tiempo, llegas a la estatua de la Libertad, te sentás a descansar en sus escalones, pareciera que ella se recuesta sobre tus hombros, sentís una carga pesada con la libertad, pensás que depende de vos, de tus alas, esas que elegiste una vez y para siempre.

Desde esa posición miras hacia arriba, buscas desde la tierra, tu camino del aire, querés sacar cuentas de cuantas veces pasaste rasante para saludar a tus viejos, a tu familia, a tu pueblo, que ya sabia que eras vos, con tu meta alcanzada y con la alegría en tu bastón de mando.
Podes recordar el saludo con tus alas, con la libertad de tu corazón y el alma en el cielo.
Miras la hora y aceleras, como lo hiciste la ultima vez, pero no tenés mucho tiempo, sabes que te queda poco por recorrer, miras para tu barrio, Libertad se corta abruptamente con algo nuevo y diferente, allí en una rotonda hay un monumento, y te parece familiar, tu corazón se acelera y no lo podes creer, un Mirage esta descansando para siempre, el viejo y querido Mirage llego a su fin, llegaste tan apresurado que casi ni podes respirar y se te seca la boca, te pones debajo de él y notás que ya no podes subir.

Es solo parte del paisaje de Tres Arroyos, es el homenaje de la ciudad a su héroe nacional, lees su placas y caes en la cuenta de quien es, no te asombra, ni te asusta, sabias de tu promesa desde el primer día, solo haces una petición antes de descansar a sus pies, pedís que no se olvide el esfuerzo y el sacrificio, pedís lucha a jóvenes y adultos, la patria es nuestra única meta, tu tiempo se acaba, te sacas la campera, los escudos indican que el Lince esta ahí, te cubrís despacio para no llamar la atención porque tu humildad siempre te acompaño, cerrás los ojos, y un fuerte suspiro se puede escuchar…
Son los Dagger que hacen un rasante para recordarte, 23 de mayo de 2012, Héctor Ricardo Volponi presente. Treinta años de la muerte de un soldado, treinta años del nacimiento de un héroe.

Testimonios
Roberto Huemul Janett (Ex Piloto Dagger)

“La nota de La voz del Pueblo del año pasado, es un fiel reflejo del Volpi,  ¡¡¡Pura garra, coraje y muy buen piloto. ¡¡Todo un personaje!!! Glorioso y motor del escuadrón… agradezco este trabajo y el entusiasmo de hacer de la gesta una cuestión de no olvido, por los que como el Volpi, dieron lo mejor de si por la Patria.   ¡¡¡ La vida!!! Abrazo”. Huemul

Héctor Blengino (Mecánico Aeronáutico)

Yo pertenecí al escuadrón junto con Volponi, pero mi función era mecánico de apoyo terrestre; no mecánico de primera línea, que era el que tenía la relación directa con el piloto. Pero te puedo contar el valor que tuvo, recuerdo a la vuelta de una misión le dijo al jefe de escuadrilla, Señor eso que nos paso al lado y luego estallo era un misil no?  Lo recuerdo como si fuera hoy.

El Lince es un Héroe, yo no soy héroe, soy un engranaje anónimo de la gran maquinaria que realizó algo en la historia de la Nación. Lo único que hice fue trabajar en lo que me habían entrenado, para que los aviones puedan ponerse en marcha y realizaran su trabajo, pero considero héroes a quienes se quedaron…

Tuve la suerte de compartir unos mates con él un par de veces, estábamos de guardia los dos, el como de jefe de servicio y yo jefe de puesto, éramos muy jóvenes no me lo puedo imaginar como sería ahora, lo tengo en el mejor de los recuerdos.

Luis “Tucu” Cervera (Ex Piloto A4-B)

De Ricardo solo tengo el recuerdo de la época de cadete, como pilotos fuimos por caminos diferentes, él hizo A4-C (Mendoza) y luego fue a Mirage 5 (Tandil) y yo fui a A4-B (Reynolds). Él es un Héroe que cumplió con su juramento de defender la PATRIA hasta perder la vida. Todo mi respeto y honor a todos los caídos en combate.

Vice Comodoro (R) Jorge Alberto Goeing (Ex Piloto)

El Lince era un buen tipo, quería la fuerza, muy entregado a la causa.
Hoy me lo imagino caminando, pausado, movería la cabeza y diría Pobre Patria Mía.

Con los mejores recuerdos

Por Raúl Tormes

De Richard -como habitualmente lo llamábamos los amigos- tengo los mejores recuerdos desde que jugábamos con los autitos, ya que su padre era corredor; crecimos juntos, nuestras madres estaban siempre juntas y nosotros nos entreteníamos jugando y saliendo por todos lados. Me dio mucha pena y me paralizó la noticia de su muerte, yo estoy preparado por mi educación, pero era mi amigo. Cuando me enteré de la noticia quería ir a verlo, por lo que volé para el encuentro, sabíamos que lo enviaban en una caja. Y en verdad desconfiábamos que estuvieran las partes de su cuerpo ahí adentro. Me acompañaron en el viaje el juez Echeverría y el ex intendente De Leo, ya que ellos sabían que conmigo podían llegar hasta el lugar.
Una vez el teniente Bongiovani, en esa época, me dijo en un encuentro que tuvimos, “el Dagger estaba hecho para Volponi”; sabemos que no todos pueden volar un caza, y Richard lo pudo hacer porque tenía el mejor promedio. Eso también lo hablamos con Carlos “Napoleón” Martínez, con quien voló y vio la explosión del día de su muerte.
Hoy me lo imagino brigadier, como todos los de su camada, con el cabello entre canoso, pero con su sonrisa de siempre y su eterna amabilidad.

Rosa Alicia Aranegui (Prima)

Puedo recordar a Ricardo en la época del secundario cuando los cuatro primos terminamos juntos, éramos cercanos en edad, por lo que hicimos planes para estudiar abogacía, mantenernos unidos y facilitar a la familia los costos. Pero mis padres no quisieron que yo me fuera y ahí nos dividimos.
Así fue como tomó la decisión y como base su amor por el vuelo, se fue a estudiar a la Fuerza Aérea a Córdoba.
Cada vez que volvía a su casa contaba con entusiasmo sus experiencias, y nos deleitábamos con sus gestos que acompañaban los relatos.

En Córdoba tuvo que buscarse un tutor, porque en esa época no se podía ingresar ala Escuelade Aviación Militar sin un tutor, para ello la familia Codina se ofreció, el jefe de familia era primo de una vecina nuestra, Carmen Di Marco y aceptaron la propuesta. A está familia tuve la suerte de conocerlos y visitarlos en dos oportunidades en Córdoba. También pude ir visitar la escuela en mi viaje de luna de miel, pero Ricardo estaba de licencia y me atendió su amigo Martín Rolando.

Siempre nos contaba sus vivencias y situaciones en la escuela, nos decía que los hacían arrastrar por el campo donde se llenaban de espinas, tenia las manos todas lastimadas, ante este cuadro, las hijas de su tutor, querían llamar a mi tía (Chicha), el padre de las chicas que también era militar no se los permitió porque sabia hasta que punto podría aguantar.

Mis tíos fueron a visitarlo en varias oportunidades, que emoción y orgullo sentían cuando lo veían y hacían los vuelos al son de la canción “Alas de mi patria”, canción ésta, que marcaria un hito en su vida.

Recuerdo también sus experiencias en vuelo, destacables del resto, era como una parte más del avión. Un día nos contó el viaje de supervivencia en la selva, cuando terminó de cursar. Los largaban en paracaídas y tenían que arreglarse con pocos elementos. Algo que me emociona y lo trae a mi mente cada vez que la veo en Buenos Aires, es la Fragata Sarmiento de la Armada, allí hizo su viaje de egresados.

Si fuera posible dejar atrás la tragedia de Malvinas, me lo imagino canoso, con algo de cabello aún, activo, elegante y ganador como lo era. Lo veo envejecer junto a los suyos, siempre jovial y lleno de proyectos. Cerca de su Tres Arroyos natal y del recuerdo de sus padres lo que se fueron temprano porque el dolor los partió al medio; la pérdida de un hijo debe ser el dolor más lacerante que un ser humano pueda experimentar, porque no estamos preparados humanamente para ver partir a nuestros hijos, más él, único hijo, querido, admirado y en el cual se habían puesto todas las ilusiones.
Lo veo luchando contra la pobreza, amaba a los humildes y a su familia, fue un refugio para muchos necesitados.
Lo imagino junto a sus hijos, ayudando en su crianza y quizás la de sus nietos; y seguramente desconforme con el trato que se les ha dado a los militares y combatientes. Le diría que acompañamos a su familia hasta los últimos momentos.

Cuando recuerdo a Ricardo en estos días, en esta fecha y en todas las que lo recuerdo, lo evoco con lágrimas y un nudo en mi garganta. Como cristiana sé que debo dejar y aceptar que se cumpla la voluntad de Dios, como ser humano preferiría apretar en un abrazo a mi primo, como a un primo del montón y no recordar a un Héroe al pie de un avión.

Pero él tenía grandes y nobles ideales, su destino era el cielo y se brindó hasta la muerte. No los obligaban a volar, pero él sin dudar salió cuanto pudo hasta que el misil del Harrier le cortó sus ilusiones, impidiéndole volver con su esposa, hija y conocer al hijo que se estaba gestando en medio de tanta tristeza y dolor.

Si tuviera una oportunidad me gustaría decirle alguna otra cosa, aunque en vida le dije todo y él también me lo dijo, tuvimos una admiración mutua, es más, le dijo a su madre cuando conoció a María Inés que había encontrado para casarse a alguien que se parecía a su prima Alicia. Además le diría que no he logrado que su familia vuelva de vez en cuando a su Tres Arroyos natal, creo que el dolor los marcó demasiado y les impide ser felices.

Siempre recuerdo el día que egresamos los tres primos juntos en el Salón Blanco de la municipalidad, y también cuando me visitaba enla Biblioteca Cacuri, con Alicia Arévalo, Nancy y las otras chicas que compartíamos sus eventos.
Pero más recuerdo con mucha tristeza el cementerio de Tandil, cuando le dieron la primera sepultura. Tengo todavía en mis oídos ese clarín que partía la tarde en dos y las palabras certeras de su compañero Gerez que lo despidió citando el estribillo de la canción Alas de mi Patria que dice… “mientras cruce en el cielo un avión y un piloto argentino lo guie, no habrá fuerza en el mundo, que arríe nuestro blanco y azul pabellón, y además agregó, murió por una causa justa”.

Pero hoy creo que no existe la causa justa, es según como se mire, porque a 30 años estamos como el principio, la piratería, la barbarie y por sobre todo la falta de amor por el otro, nos lleva a una falta de interés total al dialogo. Las guerras no son justas, y no debieran existir, porque nadie gana y todos pierden.
Veo con tristeza la desidia, la falta de atención y cuidado que se les tiene a los Veteranos de Guerra y a los militares después de tanta exigencia en la educación que ellos obtuvieron.

Si hoy me escuchara me gustaría decirle que espero reunirme con él cuando llegue mi momento, porque creo profundamente que estaremos unidos con todos los que nos precedieron en el reino de los cielos.

Me gustaría volver a los días vividos de los Pic Nic en la Peña Volponenese, peña de su padre cuando hacía automovilismo, recuerdo cuando nos llevaba sentados en los tanques de nafta hasta Claromecó. Y jamás olvidare sus abrazos de oso.

Quiero agradecer a la familia de Susana Mesa de Cánepa, que le daba trabajo a Ricardo en la cosecha de su campo, lo recibía y lo alojaba junto a su hijo Andreino. De esta manera podía solventar su carrera.
A la señora de Rolando que tanto lo quiso y también acompañó a sus padres.
A los Tíos de Martín Rolando, familia Álvarez que tanto lo quisieron y lo defienden día a día, y también a la familia Codina que como ya dije, lo cobijó en Córdoba y de la cual no se nada más.

Todo dolor es bueno si sirve para crecer, que no me gane la tristeza, quien tuvo la suerte de crecer con alguien tan valiente no tiene derecho a ser cobarde.

Monumento que recuerda al Primer Teniente Volponi, repintado este 2012 por los responsables de www.3040100.com.ar, y un par de amigos, obra donada a la ciudad.

Luis Satini
Trabajo para el Diario La Voz del Pueblo de Tres Arroyos – Ciudad de Héctor Ricardo Volponi

Luis Satini

Las fotos, material de archivo y textos exhibidos en www.3040100.com.ar son propios o han sido autorizados por los autores con mención de los mismos. Por eso advertimos que todo el material a utilizar de www.3040100.com.ar tiene propiedad intelectual, propia o de terceros, solicitando previamente su uso y mencionado los créditos, recordando las disposiciones de la Ley 11723, sus complementarias y modificatorias.
http://www.argra.org.ar/web/asociacion/ley-de-autor.html

Volver atrás

|